Ser el lugar en el que comienzan las elecciones primarias en EEUU le da a un estado pequeño una gran influencia sobre el debate nacional. El estado de Iowa — donde se cultiva el maíz — ha tenido el primer lugar en las asambleas electorales presidenciales durante años y esto ha resultado en un subsidio federal del etanol que carece de lógica económica. New Hampshire, en donde se llevan a cabo las primeras elecciones primarias, no ha tenido un tema primordial que compita con el maíz de Iowa. Trágicamente, ahora ha surgido uno.
El pequeño estado en el noroeste de EEUU, que vota el martes, está cerca de ser el primer estado estadounidense en muertes causadas por heroína y opiáceos. Repentinamente, casi todos los candidatos han declarado que vencer esta epidemia debería ser una prioridad nacional. Tienen razón. Las muertes en EEUU causadas por la sobredosis de drogas se han triplicado desde 2000. La tasa de mortalidad a causa de heroína-opiáceos es casi igual a la de VIH-Sida en su punto más alto.
¿Pero quién se beneficiará en la noche del martes? ¿Y por qué New Hampshire? Casi todos los candidatos presidenciales han contado una historia conmovedora sobre la adicción en las reuniones abiertas de New Hampshire. Noelle, la hija de Jeb Bush, fue arrestada por posesión de cocaína cuando él era gobernador de la Florida. Además era adicta a analgésicos narcóticos.
Miriam, la media hermana de Ted Cruz, se murió de una sobredosis accidental en 2011. La hijastra de Carly Fiorina, quien era adicta a narcóticos, también se murió de una sobredosis en 2009. Encontraron al mejor amigo de la facultad de leyes de Chris Christie muerto en la habitación de un hotel en 2014 con analgésicos narcóticos en la sangre.
A excepción de Donald Trump, quien ha mostrado poco interés en la epidemia, hay poco que distinga a los Republicanos de los Demócratas. Ya no se habla de “una guerra contra las drogas” o “cero tolerancia” para los adictos. Eso perdería votos. La solución del Sr. Trump es construir una pared en la frontera con México, que suministra la mayoría de la heroína en EEUU. Los demás enfatizan la necesidad de tratar a la adicción como una enfermedad en lugar de encarcelar a sus víctimas.
Casi no existe un habitante en New Hampshire quien no haya sido afectado por esta tragedia. En una encuesta reciente, los votantes del estado lo mencionaron como su principal preocupación, por encima de la falta de trabajo y la economía. En un estado de sólo 1.3 millones de habitantes, más de 400 personas murieron el año pasado a causa de sobredosis y decenas de miles se encuentran en peligro. Su mortalidad a causa de drogas se ha duplicado desde 2013.
Si los votantes de New Hampshire realmente creen en lo que están diciendo, el Sr. Trump le irá menos bien de lo pensado el martes. El Sr. Bush, quien habla sobre el tema con una pasión especial, posiblemente se beneficiaría.
En cualquier caso, el estado ha colocado a la epidemia de la heroína en EEUU en primer plano. En su discurso anual del “estado del estado” la semana pasada, Maggie Hassan, la gobernadora de New Hampshire, dijo que era el reto principal del estado.
Cobra más vidas que el cáncer del seno, los accidentes de tránsito o la diabetes, sin embargo encontrar las causas es difícil. New Hampshire tiene una tasa de desempleo de 3.1 por ciento, debajo de casi la mitad de la tasa de la nación. El número de muertes en New Hampshire causadas por sobredosis está en tercer lugar, detrás de Nuevo México y West Virginia.
Sin embargo Nuevo México y West Virginia tienen tasas de desempleo muy por arriba del promedio de EEUU. La raza tampoco es un factor. New Hampshire es un estado de habitantes mayormente blancos. Nuevo México es un estado muy diverso. Sería difícil encontrar tres estados en EEUU que fueran más diferentes entre sí.
Claramente, la epidemia es un problema a escala nacional. Hay poca polémica sobre el hecho de que las sobredosis son una causa principal de las tasas de mortalidad de jóvenes y personas de media edad en EEUU; el primer descenso en esperanza de vida para estos grupos desde la Gran Depresión. Las muertes anuales en EEUU a causa de drogas ahora exceden las muertes causadas por ambos homicidios y accidentes de tránsito.
El aumento de la epidemia está ligada a dos tendencias más grandes. La primera es la propagación de analgésicos narcóticos recetados. El difícil de creer que la incidencia de dolor agudo se ha cuadruplicado desde la década de 1990, sin embargo se han cuadruplicado las recetas para estos medicamentos. Se han incrementado las ventas de OxyContin — el opiáceo más fuerte del mercado — de US$45 millones en 1995 a US$3.1 mil millones el año pasado.
Purdue Pharma, el fabricante, fue multado US$600 millones en 2007 por “falsificar la marca” de la droga indicando un peligro menor de adicción. En realidad, OxyContin es tan adictiva como la heroína si está mal recetada. Los adictos que no pueden conseguir la droga, como muchos de los que se están muriendo todos los días en New Hampshire, recurren a la heroína, que se vende a una quinta parte del precio.
Puedes escoger un culpable. La heroína viene de México. Los analgésicos narcóticos de los médicos. O puedes culpar a la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés), que el año pasado dijo que OxyContin se podía recetar a niños de 11 años. Hillary Clinton dijo que la regulación de la FDA era “absolutamente incomprensible”.
La segunda tendencia es el predicamento de la clase media estadounidense. El ingreso medio es más bajo hoy que en la década de 1990 cuando comenzó el auge de las recetas de analgésicos narcóticos. La desesperanza económica genera el sufrimiento médico. La industria de la salud estadounidense está lista para aliviar el dolor. El resultado es una “tormenta perfecta” de una creciente oferta y demanda. Los médicos suministran las drogas. Los pequeños centros urbanos y rurales en EEUU alimentan la demanda.
Éste es el escenario de las elecciones primarias más populares que se han visto en años en New Hampshire. El martes, los votantes escogerán sus posiciones. ¿Escogerán la guerra contra la heroína del Sr. Trump? ¿O el tratamiento para la drogadicción ofrecido por los demás? El resultado tendrá una influencia en el resto de EEUU.
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FUENTE DIARIO LIBRE
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